martes, 26 de julio de 2011

¿Qué es un Banco de Hábitat?

El sistema de Bancos de Hábitat es un modelo de compensación de daños ambientales que nace en EEUU. Mediante este sistema, se permite la compensación de daños al medio natural causados por proyectos, desarrollos y obras entre otros. Apoyados en sus orígenes en el “Clean Water Act”, así como en el “Endagered Species Act”, estas dos legislaciones obligaban a la no pérdida neta de especies o ecosistemas acuáticos.
Un Banco de Hábitat es una figura ambiental basada en la creación de valor ambiental, por parte de empresas creadas para tal fin, en zonas degradadas o susceptibles de ser mejoradas ambientalmente, para comerciar con  el capital natural generado. Esta figura se emplea para compensar los daños ambientales que generan las empresas en su actividad. De esta manera, las empresas, en vez de pagar por dañar el medio ambiente, compran créditos ambientales, de forma que se compense (desde un punto de vista ambiental) el daño producido, buscando esta no pérdida neta de biodiversidad.
Un Banco de Hábitat se crea para la generación de valor ambiental que se comercializa en forma de créditos ambientales. Un crédito ambiental constituye una unidad de valor natural creada, que puede resultar intercambiable por la unidad de valor natural equivalente dañada o destruida por una empresa como consecuencia de su ciclo productivo, cuando ha resultado inevitable la generación de ese daño.
Los Bancos de Hábitat, habrán de estar directamente vinculados con los agentes o tipos de contaminación que generen las empresas que compren créditos con el objeto de compensar sus daños generados. Será necesario que los créditos sean equivalentes al daño ocasionado y que se encuentren en un lugar cercano al mismo o en el mismo ámbito geográfico.
El sistema de Bancos de Hábitat, es un sistema eficaz contra la pérdida de ecosistemas puesto que, siguiendo un plan de desarrollo territorial, permite, apoyándose en los beneficios de la economía de escala, la integración de zonas protegidas ofreciendo compensaciones más económicas para los promotores y operadores y facilitando a las administraciones y organismos de control el seguimiento de las restauraciones (se agrupan las compensaciones en un proyecto único con supervisión de la administración). Es decir, se desarrolla un modelo win-win mediante el cual salen beneficiados tanto administraciones como inversores en activos naturales. Además, permite la obtención de nuevos ingresos a los propietarios de terreno rural que en otras circunstancias se ven avocados al abandono de sus propiedades por falta de rentabilidad o incluso porque el coste de las explotaciones es superior a los beneficios obtenidos por las mismas.

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